.
¿Por qué? Porque, si nos detenemos a pensar en el concepto de “invento”, rápidamente detectamos que la inmensa mayoría de inventos surgen por adición, o suma: si a una caja le sumamos unas ruedas, obtenemos un carro; si a un palo le adherimos un paño, ya tenemos una fregona; si a un chaleco le añadimos unas mangas, ¡eureka!: un jersey.
.
Sin embargo, el tanga es un invento que nada a contracorriente de la ley de la invención: es un invento-salmón, por decirlo de algún modo, porque se basa en la sustracción, en la resta: si a unas bragas le quitamos un pedazo, obtenemos un tanga.
.
Los egipcios usaban tanga (a mí me interesa especialmente el hecho de que lo usaran las egipcias), y mi teoría es que esa civilización perduró a lo largo de casi tres milenios precisamente por el empleo del tanga. Una civilización que surge en medio de un desierto, con un río que les inunda todo cada año y con un calor del carajo... sólo puede pervivir en torno al tanga.
.
Alcorcón vende más tangas que Barcelona, me comentan los expertos textiles: ahí lo tenéis, perviviendo a las bandas juveniles y los antidisturbios.
.
Brasil es un país serio: el único que ha conseguido cinco campeonatos mundiales de fútbol. ¿Por qué? Porque usan tanga. ¿Cosas del clima? Puede ser, pero no me digáis que son comparables una brasileña en tanga que una señora de Laponia abrigada hasta el cuello. Con respeto para los lapones, eh, que también son de dios.
.
Me vais a perdonar, pero yo lo tengo claro: la teoría del tanga, que lanzo aquí, al centro del estanque del internet, se expandirá en ondas por todo el mundo, rompiendo barreras y revolucionando la Historia como ninguna otra teoría lo hizo. Ni la de Darwin. Ni la de Marx. Que no conocieron el tanga, todo hay que decirlo.