viernes, 23 de febrero de 2007

El poema de los nombres (Poema XXII de El ángel caído)

Carlota es el nombre de la concha de las tortugas.
El agua fluye entre la palabra musgo
humedeciéndola igual que hace la “ese”
en la sandía.
.
Hay gente que piensa que no puede haber
gallos y barbacoas en las calles.
Pero gallo y barbacoa son dos palabras graciosas,
sobre todo si se dicen a la vez:
gallo y barbacoa.
.
Y existen nombres íntimos,
vocablos de alcoba,
de andar por casa:
pasillo, sombra, sofá, sonrisa,
quizá también madera
y, con toda seguridad, alfombra.
.
Algunas palabras llevan
la marca
de las noches de Bagdag,
de Bagdag en libros, no en periódicos:
lámpara, azul, luna llena,
máscara, tela, tinaja
y, de nuevo, alfombra.
.
Copa es un nombre que se quiebra
contra el suelo,
que es un nombre fresco sobre el que posar los pies,
que son un nombre que duele,
un nombre tierno de carne rosa
o de carne verde,
como las tortugas,
que tienen una concha
cuyo nombre es Carlota.

1 comentario:

El Autor dijo...

Una vez más... no sé nada de poesía y soy incapaz de hacer un análisis. Es un mundo que me queda lejos.

Pero vas a conseguir que me aficione.

Si, señor.