viernes, 2 de febrero de 2007

Fantasmas con currículum

Han repuesto en el Canal Nostalgia una entrevista que Terenci Moix le hizo, hará unos veinte años, a Kirk Douglas. El escritor catalán parecía un niñito gay de Chueca inmerso en la movida de los ochenta, y nadie habría apostado por que él se jubilara de la vida antes que el actor. Pero ya decía la Celestina que la muerte pende tanto sobre el joven como sobre el viejo...
.
Kirk tiene en realidad un nombre eslavo y es judío, la típica historia del pobre hecho a sí mismo en EEUU. Muy bucólico todo y tal. Se mostraba orgulloso de su hijo Michael, también actor, afamado y multimillonario (no sabemos si también el hijo tiene un nombre parecido al de Lenin). Esta mañana vi una película del hijo, y a eso iba. Hacía de un ejecutivo al que la empresa ponía contra las cuerdas debido a un supuesto acoso sexual. Guiones aparte, porque la película está bien contada, hay un momento en el que Michael Douglas está tomando algo con su abogada, cuando pinta en bastos para él y todo hace suponer que va a perder el puesto de trabajo. “Voy a perder mi empleo”, dice, “y me pareceré a esos de ahí fuera: fantasmas con un currículum en la mano”.
.
La película tendrá unos diez años, está ambientada en Seattle y cuenta con la honra de ser ya universal, al menos en la frase del ejecutivo: fantasmas con un currículum en la mano. La forma económica que articula a la mayoría de países del globo (casi diría que la totalidad) tiene varias consecuencias, y una de ellas es que necesita que exista un desempleo que los expertos llaman “paro estructural”. Con este término se refieren a ese tanto por ciento de gente que jamás va a encontrar trabajo. El sistema es el capitalista, por cierto, lo que pasa es que si dices esa palabra el post te queda antiguo. Es que el término y el concepto son del siglo XVI. Se las trae. El sistema está maduro como fruta reventona, a punto de caer del árbol. Esto pueden ser cincuenta o cien años, pero ya han aparecido los primeros síntomas de decadencia, las contradicciones intrínsecas que decía Marx. Karl Marx hizo el siglo pasado un análisis del capitalismo que hasta la fecha ha sido certero. Pero parece que invocar al siglo XIX es más arcaico que vivir según el XVI. Nadie explica esto, sencillamente porque no tiene explicación. Distinto es que las propuestas de Marx, en efecto, sean del siglo XIX, y se me antojan igualmente desfasadas para un siglo XXI que cada día muta más rápido: tanto, que en pocos años hará parecer al XX como apolillado y vetusto. Pero esto es tema para otro día, supongo.
.
El paro estructural, entonces, esa gente que va al almacén de desocupados y que ni siquiera se reúne porque, según pasan los meses, estar parado es una especie de estigma, de peste. Fantasmas con currículums que pesan más que las cadenas. Fantasmas que se aparecen por las oficinas del Inem. Pero los tecnócratas no creen en fantasmas, desde luego, esas historietas de viejas que se narran en voz baja junto al fuego. No hay nada más triste que ver a un parado mirar el fuego de una chimenea, chimenea que, quizá, arde gracias a los currículums, cuando los fantasmas se han hartado de llevarlos de ventanilla en ventanilla y los han echado a la hoguera, pensando quizá que sería mejor arrojarse a sí mismos a ella.

1 comentario:

El Autor dijo...

Juer.

Ahora mismo vivo una época de movidas en el curro y todo ha cambiado bastante en las últimas dos semanas. Ayer mismo dije "Mira, si se acaba la serie y me quedo en la calle... ¡Mejor!" pero después de leer esto... acojona la idea.

Y es que, igual que el trabajo de guionista está bien pagado, yo conozco a varios que tras años de bonanza se vieron obligados a ser fantasmas con curriculum y, después, a ser otra cosa. Ya no fantasmas. Pero tampoco guionistas.

Aunque todos podemos ser guionistas en nuestra casa, frente a nuestro ordenador, poniendo en palabras nuestros pensamientos. Y ese bastión (que a la vez es el más pequeño y el más importante) no nos lo podrán robar.

Salvo que nos corten la luz por impago, claro.