lunes, 19 de febrero de 2007

Los lunes

Vamos a hablar de los lunes. Es un tema incómodo según los modos de vida que llevamos; para la religión de los últimos tiempos, los lunes constituyen anatema, son innombrables, son los enemigos de la felicidad. Pero los lunes comienzan el domingo.
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Los domingos por la tarde los metros de las ciudades se pueblan de ejércitos de ociosos que regresan pronto a casa. Callados, en contraposición con las algarabías de la mañana, esas personas ya llevan en la mente el sonido del despertador que ha de levantarlos en pocas horas para volver al trabajo.
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Hay distintos lunes. Están los lunes de los funcionarios, que deben de ser una especie de vuelta a la misma broma, a una habitación que tiene paredes como las de un huevo, como un útero. Es un sitio seguro el lunes funcionarial, forrado de sueldos fijos y de una tranquilidad que sólo ellos conocen.
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Los lunes del resto de trabajadores, ese volver al lugar en el que no se quiere estar. Nadie, apenas nadie, disfruta trabajando. Pero hay que tener dinero, hay que hacer cosas que no se harían por gusto, sino porque hay que llenar el frigorífico, hacer frente a las facturas del agua y pagar la casa. Habrá trabajadores siempre que haya deudas. Y necesidades que no son tales.
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Los lunes escolares. El niño aparenta no entender nada, para que le dejen seguir siendo niño, pero comprende todo. Sabe que acudir al colegio es una obligación, percibe la inutilidad de las horas perdidas y calla, al igual que ve a sus padres callar tantas otras cosas y asumir las incoherencias como el que asume que llueve cuando tiene que salir de casa.
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Y están los lunes de los parados, que se nos antojan parecidos a un lienzo en blanco que el artista en paro, o el parado presto al arte, ha de rellenar pincelada a pincelada, hora a hora. Inventarse un lunes, una semana, una vida de quehacer donde no hay nada que hacer. El parado se levanta, escucha los sonidos de la calle, que revelan la actividad de los otros, el planeta laboral, y comienza la tarea de hilar las costuras de la nada. El parado odia el lunes porque es cuando recuerda que está parado. Un sábado por la tarde, un domingo por la mañana, todos excepto los camareros somos más iguales, pues el ocio nos une. Pero comienza la semana y separa, como en un juicio final, a diestra e izquierda, a los que trabajan de los que no lo hacen. Y ninguno de los dos grupos es feliz.
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La prosperidad de una sociedad se mide por la forma en que afronta los lunes, que suponen una radiografía de la miseria. Queda la podredumbre al descubierto en un día en que ni los resultados de la Liga ni las diatribas políticas nos abstraen de este chute de realidad, de esta sobredosis de hastío.

7 comentarios:

Daniel Morales dijo...

Miro la hora y son mas de las 9pm del domingo.. mentalmente ya es Lunes...

Unknown dijo...

pobre q depresion nunca habia visto un comentario tan negativo de un dia como el lunes
jooooo

El Autor dijo...

¿Y los lunes de los ricos?

Ah, que no existen. Con determinada cantidad se puede pagar a cualquier día para que convierta en sábado.
Ya hasta los días se corrompen por el dinero!!

Pobre lunes.

angelcaido dijo...

Los ricos no tienen lunes. Ni los estudiantes en primavera. Ni los recién casados. Ni los que hacen los calendarios, que tienen bula del Tiempo.

Anónimo dijo...

Tambien existimos los q descansamos en lunes y los vemos como un domingo "disfrado",si, ya se q no es lo mismo pero con un poquito de imaginación...se le parece.(No me quites la ilusión hombre! q ya tengo bastante con padecer los domingos trabajando...)

Besos de lunes vestido de domingo

LMQAER

Anónimo dijo...

Esta bien eso de pintar los lunes, incluso puedo apoyar que intentemos disfrazarlo de domingo (es carnaval) pero nos pongamos como nos pongamos, un lunes no deja de ser un día largo, el primero de los 5 que quedan para poder descansar (para todos aquellos que descansamos los fines de semana), vuelve a sonar el despertador, vuelves a pedir en voz alta 5 minutos más, vuelves a tner el cuerpo hecho una piltrafa, vuelve la resaca del lunes, que es peor que cualquiera de las resacas que pueda causar el alcohol... Por suerte ya le quedan pocas horas. Besos!!! Ana

Anónimo dijo...

Y los lunes Espartanos? Estarían de un humor apropiado para masacrar? Su día más productivo sin duda era el lunes.