martes, 6 de marzo de 2007

El frío de las ondas

Escucho una tertulia radiofónica en la que aparecen unas señoras cultas. Una de ellas ha escrito una biografía de Umbral titulada El frío de una vida, o algo así, y es profesora de universidad, en Barcelona. La mujer da sus razones, las desarrolla, se explica, y yo experimento un regocijo interno sin límites por no estar en la universidad. Ya no sabría callarme en una clase donde dicen ciertas cosas y las venden como verdades inmutables, como misterios religiosos que memorizar.

¿Por qué la gente llama a los programas nocturnos de la radio, a la 69.G, para explicar sus vidas?, se preguntan las señoras cultas. La profesora opina que hay que verbalizar las vidas, que hablar de uno mismo no es siempre egoísmo... ¿Comprendéis por qué decía lo de la universidad? Imaginaos una hora así, escuchando idioteces. Y otra hora después. Y cinco años seguidos. Y antes, no lo olvidemos, una vida entera sentado en una mesa escuchando a tipos y tipas que, se supone, te están cultivando. Es demasiado. No hay ningún cerebro que aguante eso y no salga manchado, lleno de porquería. Hacen falta muchas noches en la barra de un bar para librarte de sus trampas intelectuales.

Una de las señoras cultas, no la biógrafa, muestra una clara aversión por Umbral. Recuerdo bien los tiempos en los que la misma señora hablaba maravillas del escritor vallisoletano. Se ve que han tenido algún roce personal y a partir de ahí habla del fracaso de Umbral, de cómo ha acabado, de que leyendo la biografía ha tomado cierto respeto por el personaje literario... Me pregunto qué ocurriría si en vez de leer el estudio de esta señora hubiera leído a Umbral... No sé de qué fracaso hablan, desconozco el alcance que puede tener la frase: “Umbral no es solidario, está centrado en sí mismo”... Así como no sé a qué se refieren cuando dicen que el escritor madrileño no se defiende de las críticas...

Lo curioso es que, dos minutos antes de acabar la entrevista, la presentadora del programa recuerda que no estaría mal dar el currículum de la entrevistada. Nos cuenta que es profesora de literatura, experta en latinoamérica, promotora de esto, promotora de lo otro... Supongo que si hubiera dicho algo interesante en la media hora anterior no hubiera sido necesario justificar su presencia en el programa.

No sé, me siento engañado cada vez que empleo el tiempo en este tipo de cosas. Por eso, quizá por mala conciencia, o por sentir que equilibro un poco la balanza, me he puesto a escribir un artículo. También supongo que mientras las señoras cultas hablaban, el escritor vallisoletano / madrileño escribía su artículo de mañana; o miraba el atardecer desde Villaviciosa de Odón o Majadahonda, por ahí vive retirado en el atardecer de su vida. Ha dejado más de sesenta años de literatura. ¿Qué dejarán las señoras cultas?

2 comentarios:

devilwritter dijo...

Para mi, Umbral es un escritor. Desde ese conocimiento simplemente puedo criticar su obra o no; puedo decir que me gusta o que no me gusta; que la detesto o que me deja indiferente.
Pero su actitud vital, sus borracheras, su bufanda, su actitud, su vida, sus andanzas e incluso sus polvos son cosas suyas.
Ni entrarán ni dejarán de entrar en la historia literaria que nos ha dejado.
Escribir la biografia de un escritor que ha escrito es como redundar en algo ya expresado, y valgan las redundancias estéticas del párrafo.
La biografía de Umbral es su obra. Para bien o para mal es lo único que me hace falta de él.

Anónimo dijo...

Lo único que he leído de Umbral es su columna: Los placeres y los días, pero también hay que decir que es lo único que me gusta del periódico...no se si eso es bueno o malo.

Un abrazo muy fuerte, que no me olvido del Luces de Bohemia...que tal va esa saga de Ilión???

Lecé