jueves, 29 de marzo de 2007

Enésima Atocha (De Material de oficina)

Me pareció escuchar un crujiente chillido,
algo así como el chirriar de un hierro
al modo en que se quejaban las viejas vías que cruzaron,
con paso incontestable,
aquellos ferrocarriles de aquellos tiempos
de la estación vieja de Atocha.
Ha sido un error mío,
no existió tal sonido;
igual es que en las interioridades de mi oído,
junto a túneles abandonados
y apeaderos que no figuran en las guías,
se esconden caminos de hierro
por los que aún transitan
aquellos trenes
aullando como gigantes en celo
despertadores de críos
en medio de la noche.

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