lunes, 9 de abril de 2007

La hogarada

Cuatro días enteros, con sus noches y sus amanecidas, en casa. Mientras, ellos practicaban el medievo por las calles, oliendo a cera y entonando cánticos diversos a unas figuras en las que pervive el politeísmo ancestral que han heredado sin saberlo.

Cuando el mundo practica la Edad Media, yo opto por no salir de casa. ¿No piensas salir en todos estos días?, me preguntaron el jueves. Pues no. Y, como si de una hazaña insostenible se tratara, me llaman el domingo para corroborar el éxito de mi empresa. ¿No has salido entonces? Pues no. ¿Y qué has hecho cuatro días metido en casa?

Pobres. Y cuarenta vidas, que estaría. El DVD funcionando a toda máquina. Ducados para una tripulación entera. La nevera llena. Las botellas embarazadas de licores. Y la biblioteca en silencio, con el ordenata lleno de folios en blanco y los libros frotándose las manos en sus estanterías, donde viven gozosos.

¿Para qué salir? ¿Adónde ir? Veo los telediarios del domingo y anuncian que morirán más de cien tipos en la carretera. La DGT echa la culpa a los conductores. Los conductores, a las carreteras. Las carreteras se limitan a cubrir el territorio como una neurona de asfalto.

Continúa el telediario. Me sirvo más pacharán. Ahora aparecen atormentados seres que llenan maleteros y soportan largos atascos. Se quejan del tiempo, de la lluvia, de la temperatura, del poco partido que le han sacado a las playas y los hoteles de costa. Sirvo más pacharán y me tomo unos frutos secos envueltos en chocolate.

“Los jueves, milagro”, de Berlanga. “Balas sobre Broadway” y “Hannah y sus hermanas”, de Woody Allen, “Candilejas”, de Chaplin... Bukowski termina de recitar sus últimos poemas publicados mientras cae un gin tonic y yo escribo algunos artículos acerca de La Odisea de Homero. Adelanto unos cuantos poemas. Termino un par de cuentos. Cocino con deleite. Fumo.

¿Y qué has hecho cuatro días metido en casa?, insisten por teléfono. Tomo buena nota: la próxima vez, además de no salir de casa, desconectaré el móvil.

1 comentario:

El Autor dijo...

La verdad es que en semana santa se ven algunas cosas por el telediario que... si dan ganas de no salir es por miedo a los pasionarios y enfervorecidos creyentes o por miedo a gritar en mitad de la procesión del cristo del silencio: ¿Estáis gilipollas?!! ¡Si es un muñeco!!

Ya lo dijo Andersen antes: ¡El emperador está desnudo!!

Pero en fin... Allá cada uno con lo que vea.