jueves, 26 de abril de 2007

Ficción 17: Invisible

No sé cómo me comportaría en caso de ser invisible: es probable que el miedo me atenazara impidiéndome llevar a cabo las travesuras que a cualquier humano se le pasan por la mente cuando lo colocan ante esa alternativa.

Pero sé que, invisible yo, las damas no darían muestras de inquietud a mi paso; si fuera invisible, nadie se acordaría de mí, luego nadie me llamaría para alternar, discutir, matar… Si fuera invisible, mi existencia cotidiana supondría un insoportable catálogo de soledades.

¡Por todos los dioses! La conclusión inequívoca a la que me conduce un aséptico vistazo a este modo de vida que he desarrollado es la de que, en efecto, debo de ser invisible, más invisible que los arrebatos que no da el aire en esta habitación que, desde cuándo, nadie visita.

3 comentarios:

Daniel S dijo...

Si la habitación es la virtual yo si la visito. Y me siguen sorprendiendo tus versos y prosas.

Ya tienes el dudoso honor de ser el poeta al que más he leído! Lo cual, a su vez, me anima también a leer más poesía.

Pero de los videoclips chungos a la poesía hay un trecho, y lo andaré despacito.

Sigue con ello.

angelcaido dijo...

Eso no me lo dices en la calle, Dani... ¡y mucho menos en un bar, entre licores de manzana! ¿Cuándo vamos a quedar otra vez, carajo? Este puente me leo tu peli: no mostraré compasión, my friend.

Daniel S dijo...

Ufff...

No serias el primero en no mostar compasión!!
jeje

Un licor de manzana... Pues va apeteciendo!