Conocedor de mis plazos,
me incorporo lento al día; con la cautela
propia del animal asustado,
que sabe que fuera
de la cueva espera
un mundo hostil.
Cada salida a la calle
es una incursión
en terreno peligroso:
toda esa gente odiando a la vez.
viernes, 1 de junio de 2007
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